Tali


Tan rápido como pudo Tali bajó las escaleras. Como cocodrilos dormidos cada escalón se le escurría bajo sus zapatillas jadeantes. Atrás, los ruidos del pasillo la perseguían. Ecos. La puerta del aula 233, cerrada, guardaba a todos adentro. Todos, menos una. Murmullos se convertían en voces y voces en gritos. La noticia prosperaba eléctrica. Eso no se debía haber hecho, eso es una locura. Qué raro, una chica tan sana, tan callada, algo le habrá pasado, todos sabemos qué raros son sus padres, cómo la tratan. Tenemos que encontrarla, aleccionarla, el colegio tiene responsabilidad sobre ella, sobre su formación. Apresarla antes que haga una locura. Otra...
Tali vió la puerta abierta, la calle, la seguridad inflingida, el sol de la plaza, la tarde, la libertad, la voz de su interior, ya no volver. Por la ventana del aula, los que quedan, la ven correr, la llenan de palabras extrañas, de una baba dulce, un inédito respeto. Tali salió, Tali está curada. ¿Viste?, pudo hacerlo.